miércoles, 11 de febrero de 2015

Recupera tu rumbo aceptando el presente

Dar vueltas a lo que podría haber sido y no fue agota la reserva de energía vital

Dar vueltas a lo que podría haber sido y no fue agota la reserva de energía vital

Asumir, actuar y transformar


Dicen que quien resiste, persiste y quien acepta, transforma. Asumir la realidad, especialmente, cuando la vida nos muestra su cara más injusta o amarga, puede ser un ejercicio difícil, pero también una magnífica oportunidad para desprendernos de lo viejo y caduco y dar la bienvenida a lo nuevo.

Mucho sufrimiento viene de oponerse a soltar lo que ya se fue y a enfilar un nuevo rumbo. Saber cuándo ha llegado el momento de replegar las armas y abandonar una batalla es un aprendizaje valioso. “Una retirada a tiempo es una victoria” (Napoleón).

Shakespeare decía que “voluntad y destino discurren por opuestas sendas. Trazar planes está en nuestras manos, su realización, a veces, nos es vedada”. La cuestión es: ¿cómo reaccionar cuando nuestros deseos no se están cumpliendo a pesar de todos nuestros esfuerzos?

Todo problema conlleva una falta de aceptación de alguna cosa y una oposición, más o menos consciente, a lo que sucede. La clave para afrontar ese tipo de situaciones está en admitir las cosas tal cual son, es decir, dejar de ofrecer resistencia. En momentos de desasosiego o inquietud, hazte la siguiente pregunta: ¿qué es lo que no estoy aceptando? La respuesta (mi trabajo ya no me apasiona como antes, mis hijos se han hecho mayores y no me necesitan tanto, me molesta el cambio de comportamiento de tal persona,…) te conducirá al epicentro del problema.

Cuando nos resistimos a lo que sucede (buscamos porqués, negamos la realidad, seguimos deseando que los hechos hubieran transcurrido de otra forma,…), damos poder a aquello a lo que nos estamos oponiendo. Al aceptar la situación, sin embargo, tomamos el timón de nuestra vida y nos damos la oportunidad de seguir avanzando, sin arrastrar cargas innecesarias. “El destino que aceptamos nos toma en sus brazos y nos conduce a la vida; en cambio, aquél del que tratamos de escapar nos persigue reclamando su derecho imperioso a ser” (Joan Garriga).

En ocasiones, consuela pensar que las cosas pasan de cierta forma y no de otra porque persiguen un propósito que va más allá de lo que, en este instante, podemos alcanzar a comprender. Es lo que sentimos en nuestro fuero interno cuando nos repetimos: “esa persona no era para mí”, “me espera algo aún mejor” o “¿quién me dice que esto no es un regalo de la vida?”. Ya sean cosa del azar, señales del universo, deseos divinos o fuerzas del destino, lo cierto es que, a veces, una voluntar superior se impone a la nuestra y nos coloca en un lugar inesperado. No te desesperes y confía. “La vida es una partida de ajedrez y nunca sabe uno a ciencia cierta cuándo está ganando y cuándo está perdiendo”.

Supera obstáculos con valentía. Cuando una serpiente tiene que desprenderse de su vieja piel, frota su boca contra un objeto áspero para levantar las escamas labiales y transita entre dos piedras muy próximas que le aprietan su cuerpo y ayudan a deshacerse de su envoltorio natural. Si no las encuentra, engancha las escamas a algún saliente y, con movimientos acompasados y sumamente lentos, se desprende de su piel.

El tránsito hacia lo nuevo, tal y como sucede con las serpientes, puede acarrear cierta angustia y dolor, pero atreverse a soltar lo que ya no nos sirve o ha dejado de funcionar es un gesto tan necesario como valiente, ya que nos permite abrir un espacio a lo nuevo. “Desprenderse de lo que nos daña es lo que nos libera, nos fortalece y nos hace libres” (Miriam Subirana).

“Recuerda que no obtener lo que uno quiere, a veces, es un golpe de suerte maravilloso”. (Dalai Lama). 
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