Yogur de soja, una buena alternativa
Frena la osteoporosis, regula el tránsito intestinal, ideal en alérgicos a la leche
Elaborados a partir de la proteína de soja coagulada, la mayor ventaja que presentan los yogures de soja con respecto a los tradicionales es que son bajos en grasas. El perfil de sus lípidos, mayoritariamente poliinsaturados, es compatible con una dieta cardiosaludable.
Al elaborarse con fermentos probióticos, los yogures de soja
repueblan la flora bacteriana, lo que no sólo regula el ritmo intestinal y
favorece la síntesis de vitaminas, sino que también refuerza las defensas. No en
vano, en el intestino se encuentra el 70% del sistema inmunológico.
Al no contener ni el azúcar ni las proteínas de la leche,
los yogures de soja (asegúrate de que son 100% vegetales) son aptos en la dieta
de las personas intolerantes a la lactosa y las alérgicas a la caseína (fosfoproteína
presente en la leche y en algunos de sus derivados).
Es una buena idea que las mujeres que atraviesan la
menopausia incluyan este derivado de la soja en su dieta semanal. Por el efecto
estrogénico de las isoflavonas de esta legumbre, frena la pérdida de masa ósea.
Las mujeres que hayan sufrido un cáncer de tipo hormonal deberían evitar su
consumo.
En caso de sobrepeso, conviene optar por los que tienen un
0% de azúcares añadidos. Cada unidad aporta unas 10 kcal menos que un yogur
convencional y un 30% menos de grasas.
Un pack de cuatro
yogures de soja natural puede adquirirse a 1,26 euros, casi 30 céntimos más
barato que uno de yogures sin lactosa para personas intolerantes al azúcar de
la leche. La principal virtud del yogur de soja es que, al ser 100% vegetal, no
tiene ni un miligramo de colesterol.
Debido a su aporte en fibra, este derivado de la soja puede favorecer la aparición de gases. En ese caso, vale la pena enriquecerlo con piña troceada o con canela.
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