Melocotón, símbolo de longevidad y fecundidad
Escudo anticancerígeno, amigo del corazón, broncea y mejora la visión
Bajo la piel de terciopelo de esta fruta, se esconde un
arsenal de nutrientes rejuvenecedores. No es de extrañar que en China, país de
donde procede este dulce manjar, se considere un símbolo de longevidad y de
fecundidad.
Los melocotones en almíbar, además de ser más caros (entre 40 céntimos y 2 euros por kilo) que los frescos y aportar el doble de azúcar, pierden prácticamente todo su contenido en vitamina C y ácido fólico, dos nutrientes que refuerzan las defensas y ayudan a prevenir la anemia.
La pulpa anaranjada del melocotón es un yacimiento de
betacarotenos, un pigmento que intensifica el bronceado, aumenta el nivel de
hidratación de la dermis y protege frente al cáncer de piel.
Este colorante natural también combate la sequedad ocular y
mejora la visión en condiciones de poca luz. Por su riqueza en luteína, otro
pigmento vegetal, reduce el riesgo de sufrir cataratas y degeneración macular,
dos posibles causas de ceguera.
La mayor parte de la fibra del melocotón es de tipo soluble,
motivo por el que contribuye a bajar el colesterol. En el contexto de una dieta
baja en grasas, el consumo de esta fruta reduce el riesgo cardiovascular.
Gracias a su contenido en polifenoles, unos compuestos
antioxidantes, comer un par de melocotones al día reduce el riesgo de cáncer de
mama y previene la multiplicación descontrolada de las células tumorales.
Si bien supera el contenido en azúcares del melón o de la
sandía, una pieza mediana sólo proporciona unas 50 kcal. Por su aporte en fibra
saciante y en vitaminas revitalizantes, constituye un tentempié ideal en las
dietas de control de peso.
Los melocotones que se venden en bandejas pueden costar el doble que los que se compran al peso. Si optas por éstos, aparte de ahorrar dinero, podrás escoger las piezas más atractivas.
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