Armarse de valor, el secreto para lanzarse a un nuevo desafío
“Sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar” (Paulo Coelho)
Superar nuestros propios límites supone, a veces, asumir
ciertos riesgos. “No es valiente aquél que no tiene miedo, sino el que sabe
conquistarlo” (Nelson Mandela). A pesar de su mala prensa, el miedo es una
clara señal de que estás superándote a ti mismo, saliendo de tu zona de confort
para asumir un nuevo aprendizaje o un nuevo reto.
Solemos hablar del miedo en términos negativos (teme no
llegar al nivel, se achica ante las decisiones importantes, le asusta asumir
nuevas responsabilidades…), pero lo cierto es que albergar temores es algo
natural y en muchos casos, incluso, útil. Sólo cuando nos paralizan o bloquean
se convierten en algo problemático. “El miedo no es negativo, es sólo un
indicador de que hemos salido del entorno de la confianza, de que un nuevo
aprendizaje se está gestando” (Vicens Olivé, experto en Programación Neurolingüística,
PNL & Coaching).
Los proyectos que nos dan cierto respeto (cambiar de
trabajo, trasladarnos de ciudad, asumir un nuevo compromiso con nuestra pareja,
cumplir el deseo de ser madre/padre…) se convierten, curiosamente, en una
fuente de satisfacción cuando, independientemente de los resultados, los
abordamos con decisión y los vivimos con valentía. “La experiencia de superar
el miedo es increíblemente deliciosa” (Bertrand Russell).
Elige tu propio destino
Según el budismo, el miedo es uno de los tres venenos a los
que se enfrenta el hombre, junto a la ignorancia y al apego. Adentrarnos en
terrenos desconocidos implica, efectivamente, ciertas dosis de inquietud o
desconfianza; pero también de ilusiones, deseos y esperanzas.
Échale coraje a la
vida. El psicólogo Joan Garriga invita en su libro “La llave de la buena
vida” a practicar la valentía: “Muchas vidas se amargan por no seguir el ritmo
del tambor que suena en su interior (en el ámbito afectivo, profesional, social…),
se malogran por no arriesgar, por querer permanecer a salvo en la orilla de la
aparente seguridad, por temor a la crítica, al desamparo, a la pobreza o a la
soledad”.
Arriésgate a avanzar.
Reconocer qué es lo que nos frena con preguntas del tipo ¿estoy dejando de
hacer cosas por temor a algo?, ¿qué
tengo tanto miedo de perder?, ¿qué es lo peor que puede pasar si…? es de gran
ayuda. Si eso que persigues es importante para ti, asume los riesgos que
implica salir de tu zona de confort y aprende a convivir con tus temores. “Para
crecer como persona hay que renunciar temporalmente a la seguridad” (Gail
Sheehy).
Toma el control. La
experiencia demuestra que el miedo, al igual que las dudas o la prudencia, no
tienen por qué ser malas compañeras siempre y cuando no dejemos que tomen las
riendas de nuestra vida. “El miedo es natural en el prudente y el saberlo
vencer es de valientes” (Alonso de Ercilla).
“La valentía se
aprende, al igual que se aprende la cobardía. Por eso, una persona miedosa puede
comportarse valientemente” (José Antonio Marina).
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