viernes, 13 de marzo de 2015

El amor y el tiempo

El amor y el tiempo

Érase una vez una isla paradisíaca en la que vivían todos los sentimientos y valores del hombre: el buen humor, la tristeza, la sabiduría, el orgullo, la tristeza, el amor... Un día, los meteorólogos anunciaron la llegada de un tifón destructor que inundaría la isla.

Entonces, todos se apresuraron a embarcarse y huir... todos, menos el amor, que permaneció allí hasta el último momento. 

Cuando el agua había llegado al punto más elevado de la isla, el amor pidió auxilio. La riqueza pasó en un barco lujosísimo y el amor le dijo: “Riqueza, ¿me puedes llevar contigo?”. “No hay sitio para nadie, porque todo está lleno de oro y plata”, le respondió.

Entonces, el amor se dirigió al orgullo, que surcaba a toda vela el mar. “Orgullo, ¿tienes un hueco para mí en tu nave?”. A lo que éste, casi sin mirarle a la cara, contestó: “Aquí no hay lugar para ti. Todo es perfecto, arruinarías mi reputación”. 

Entonces el amor dijo a la tristeza, que en esos momentos se iba acercando en una barca muy sombría: “Tristeza, por favor, déjame ir contigo”; “no amor”, respondió la tristeza, “no puedo llevarte, estoy tan triste que necesito estar sola”.

Luego, la alegría pasó frente al amor, pero estaba tan contenta y eufórica que no sintió que la estaban llamando, por lo que pasó de largo. 

Así fue preguntando a todos los que pasaban cerca hasta que un viejo le dijo: “Ven, amor, te llevo conmigo”. Cuando llegó a tierra firme, quiso agradecerle la ayuda, pero ya se había marchado.

Al preguntarle a la sabiduría quién era aquel anciano generoso, ésta le dijo: “Era el tiempo, el único que es capaz de comprender cuán importante es el amor en la vida”.

Recuerda, no dejes pasar el tiempo, no dejes pasar una oportunidad. A veces nos quedamos tanto tiempo mirando una puerta que se cierra, que no nos damos cuenta de las que se están abriendo frente a nosotros. 
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