Libérate de cargas innecesarias y atrévete a recuperar el control
Lidera tu vida con decisión y aplomo, asume tu papel protagonista
Las quejas, las excusas, el victimismo… son rémoras que te
mantienen anclado/a. “Cada uno es artífice de su propia ventura” decía
Cervantes. Así que suelta lastre, coge el timón y avanza por la vida con paso
firme.
¿Quieres tomar las riendas y ser el/la protagonista de tu
vida o prefieres dejar que las circunstancias (ese desencuentro con tu pareja,
esa crítica injusta que has recibido, esa lucha de poder que hay en tu trabajo…)
tomen el control? La respuesta a esta simple pregunta determina, en gran
medida, el rumbo de nuestra trayectoria vital. “Si observas tu vida, encontrarás
muchas excusas para sufrir, pero ninguna razón válida” (Dr. Miguel Ruiz, autor
del superventas “Los cuatro acuerdos”).
Lidera tu vida con decisión y aplomo
“La paz interior empieza cuando eliges no permitir que otra
persona o evento controle tus emociones” (proverbio oriental). Tomarse las
opiniones o las decisiones de otros (sean o no de tu círculo más próximo) como
un ataque a tu persona te convierte en una presa fácil de los demás. Tal y como
señala Ruiz en su libro, “te sientes ofendido y reaccionas defendiendo tus
creencias. Haces una montaña de un grano de arena porque sientes la necesidad
de tener razón”.
No te cojas tan a pecho lo que otros dicen o hacen, (“sus
razones tendrán”, puedes pensar). Es la mejor forma de dejar de acumular
disgustos en forma de resentimiento, rabia, celos, frustración, tristeza…
No alimentes las preocupaciones que rondan por tu cabeza. Si
algo depende de ti, actúa; si ya no tienes margen de maniobra, aparca el tema. De
lo contrario, permitirás que ese asunto cobre fuerza, enturbie tus pensamientos
e influya negativamente sobre tu estado de ánimo.
Pon tu mente a trabajar a tu favor, lo que significa dejar
de dar vueltas a ese asunto sobre el que no tienes control, de lamentarte y de
compadecerte de ti mismo/a. Si tiene solución, ¿de qué te quejas? Y si no la
tiene, ¿para qué quejarse?
Si haces un esfuerzo por abandonar los juicios y las críticas,
el mundo te parecerá un lugar más amable y tú mismo/a te convertirás, a ojos de
los demás, en una persona más flexible, amplia de miras y con un mayor control
sobre tu persona. “La queja trae descrédito” (Baltasar Gracián). En lugar de
rechazar, censurar o condenar, invierte tu energía en aceptar a las personas y
los hechos tal y como son.
Las personas tienen códigos diferentes al tuyo y, en
consecuencia, se expresan y comportan de otro modo. Según señala Wayne Dyer,
autor de “Tus zonas erróneas”: “Los juicios de valor derivan de una idea falsa
de que el mundo debería ser como tú eres y no como es”. Es imposible controlar
todo lo que sucede a tu alrededor, pero sólo tú escoges cuál va a ser tu reacción:
¿Enfadarte o encajar el golpe con deportividad? ¿Criticar un gesto o
relativizar su efecto? ¿Seguir sufriendo por lo que no fue o buscar una salida?
¿Buscar consuelo o pasar página?
Asume tu papel protagonista
Cada vez que señalamos a un culpable y eludimos nuestra
(mayor o menor) parte de responsabilidad en cualquier hecho, nos situamos en el
papel de víctima en lugar de jugar un papel protagonista.
Saca una lección.
Una de las virtudes que tienen las personas que resisten con entereza los
reveses de la vida, según los psicólogos Kobasa y Maddi, es la responsabilidad.
Según indican, quienes atribuyen sus éxitos y sus fracasos a variables
internas, saben qué tienen que repetir y qué tienen que modificar la próxima
vez que se enfrentan a un reto.
Mira hacia delante.
Las personas que encajan mejor los golpes de la vida también se defraudan y
sufren. La diferencia es que no victimizan su situación ni se recrean en el
dolor. “Su atención está puesta en hoy, en qué puedo hacer ahora para ser más
fuerte y más feliz”, indica la psicóloga Patricia Ramírez.
“No hay deber que descuidemos tanto como el deber de ser felices” (Robert L. Stevenson)
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