sábado, 22 de noviembre de 2014

Quererse a uno mismo

Supera tus complejos con orgullo y valentía

Supera tus complejos con orgullo y valentía

Aquél que se ama a sí mismo, no tiene rival alguno (Dale Carnegie)


El mejor punto de partida es aceptar que somos imperfectos por naturaleza. Tomar las dificultades como una prueba que nos permite aceptarnos tal y como somos y crecer como personas es una buena forma de avanzar por la vida. “Las personas fuertes y racionales no ven ningún problema en el hecho de tener defectos” (Rafael Santandreu, psicólogo). El secreto para que no nos limiten está en saber reconducirlos, potenciar nuestras cualidades y apreciar el conjunto.

Así que, si te sientes avergonzado/a por carecer de una facultad o habilidad o estás acomplejado/a por algún rasgo físico o hay algún aspecto de tu vida que te hace sentir inferior a los demás, saca pecho y valora tus virtudes. “Todo nuestro descontento por aquello de lo que carecemos procede de nuestra falta de gratitud por lo que tenemos” (Daniel Defoe).

El primer paso para superar un complejo es determinar hasta qué punto ese defecto te impide ser feliz o llevar una vida interesante y satisfactoria. Antes de desear ardientemente una cosa, conviene examinar cuál es la felicidad de quien la posee.

El escritor Mario Benedetti decía con humor que “la perfección es una pulida colección de errores”. Algunos defectos pueden disimularse o, incluso, corregirse; pero hay muchos otros que sólo cabe aceptarlos. En este último caso, buscar referentes que confirmen que los defectos son sólo una limitación que habita en nuestra mente es un buen ejercicio. Mira a tu alrededor porque el mundo está lleno de personas no excesivamente atractivas (Woody Allen, Frida Kahlo…), pero con vidas fascinantes (y al revés) o de personas completamente felices sin una carrera profesional brillante (y al revés). Así que busca un modelo de referencia y sigue su ejemplo.

Dejar de conceder tanta importancia a los defectos es otra estrategia eficaz. Si nos mostramos indiferentes a los pensamientos que nos perturban, éstos dejarán de dirigir nuestra vida. “En el hombre hay más cosas dignas de admiración que de desprecio” (Albert Camus). Trata de dirigir toda tu energía a aumentar y potenciar tu larga lista de cualidades y fortalezas.

Tal vez te consideres negado para el deporte, pero ¿qué hay de tu afición por la música o la lectura? Puede que tu cuerpo no sea tan armonioso como desearías, pero seguro que tu mirada despierta pasiones. Según los expertos, se necesitan cinco halagos para neutralizar el impacto de un elemento negativo, así que no escatimes en alabanzas.

Tener claros cuáles son nuestros valores y rodearnos de personas que posean una visión similar de la vida es otro aspecto esencial. Hay quienes menosprecian a otro por el hecho de no tener un cuerpo perfecto o un rostro bello, carecer de estudios, tartamudear… ¿Compartes esos valores? ¿Te relacionas con los demás por su aspecto físico o su estatus? Si la respuesta es negativa, aplica otro rasero, el que aprecia la belleza interior, la bondad, el amor sincero, la entrega, la humildad, la sabiduría de la experiencia, la madurez, el sentido común…

Las virtudes que nos hacen progresar como personas y disfrutar de la vida no nos encadenan a una apariencia física o a un estatus determinado. Son fáciles de reconocer porque nos acompañan durante toda la vida y producen bienestar, armonía y tranquilidad. Esa es nuestra mejor inversión. 
__________________________________________________________________

No hay comentarios:

Publicar un comentario