Cuento Zen: Escucha únicamente la voz de tu corazón
Iban un anciano y un niño viajando con un burro. Caminaban
al lado del jumento cuando atravesaban un pueblo. Un grupo de niños se rió de
ellos gritando:
-¡Mirad qué par de tontos! De manera que tienen un burro y van los dos andando.
Por lo menos el viejo podría subirse a él.
Entonces el anciano se subió al burro y ambos siguieron la marcha.
Al pasar otro pueblo, algunas personas se indignaron al ver
al viejo sobre el burro y dijeron:
-Parece mentira. El viejo cómodamente sentado en el burro y el pobre niño
caminando.
Viejo y niño intercambiaron sus puestos.
Al llegar a la siguiente aldea, la gente comentó:
Viejo y niño intercambiaron sus puestos.
Al llegar a la siguiente aldea, la gente comentó:
-¡Esto sí que es intolerable! El muchacho sentado en el burro y el pobre anciano caminando a su lado.
Puestas así las cosas, el viejo y el niño se subieron al burro.
Poco después venían un grupo de campesinos por el camino. Les vieron y les dijeron:
-¡Es vergonzoso lo que hacéis! Vais a reventar al pobre animal.
El viejo y el niño tomaron la determinación de cargar al burro sobre sus hombros, pero entonces la gente se mofó de ellos diciéndoles:
-Nunca vimos una gente tan boba. Tienen un burro y en lugar de montarlo, lo llevan a cuestas.
De repente el burro se revolvió con fuerza y se desplomó a un barranco, hallando la muerte.
El viejo, súbitamente, instruyó al muchacho:
- Querido mío, si escuchas las opiniones de los demás y les haces caso, acabarás más muerto que este burro. ¿Sabes lo que te digo? Cierra tus oídos a la opinión ajena. Que lo que los demás dicen te sea indiferente. Escucha únicamente la voz de tu corazón.
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