Estar solo se relaciona con un mayor riesgo de muerte pero,
según un reciente estudio, el aislamiento social es mucho más peligroso para
nuestra salud
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Estar solo puede ser peor de lo que a simple vista parece
Según un estudio que ha analizado los hábitos de vida y comportamiento de más de 6.500 personas, y que se publica en Proceedings of the National of Sciences (PNAS), la soledad puede aumentar el riesgo de muerte entre las personas de edad, pero los efectos del aislamiento social sobre de la salud podrían ser mayores que los de la soledad.
Andrew Steptoe y su equipo del University College (Reino
Unido), han analizado los distintos efectos que tiene el aislamiento social y
la soledad en el riesgo de muerte. Así, estudiaron a 6.500 hombres y mujeres
mayores de 52 años que formaban parte del Estudio Longitudinal de
Envejecimiento Inglés en 2004, y evaluaron su riesgo de muerte en marzo de
2012.
Tener un contacto limitado con familiares, amigos y vecinos
se consideraba aislamiento social; para valorar la soledad se empleó un
cuestionario.
La soledad y el aislamiento social factores evidentes de una muerte
temprana
Según los investigadores, tanto el aislamiento social como la soledad son factores evidentes de una muerte temprana. Sin embargo, advierten, mientras que el aislamiento social predice la muerte, independientemente de la salud de los participantes y de su entorno, el vínculo entre la soledad y la muerte se limita a los participantes que ya padecían problemas mentales o físicos.
Los autores consideran que los resultados revelan que el aislamiento social actúa de forma independiente a la hora de minar la salud, al contrario que la soledad, que necesita de otros condicionantes. Por eso, el trabajo sugiere que las personas mayores pueden beneficiarse de estrategias para combatir tanto el aislamiento social como la soledad y, así, las intervenciones que fomentan la interacción social pueden promover la longevidad.
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