San Nicolás de Bari, toda una leyenda
Papá Noel, Santa Claus o San Nicolás son algunos
de los nombres con los que se conoce universalmente al
personaje legendario que trae regalos a los niños
por Navidad según la cultura occidental
Nicolás de Bari, de origen griego, es el nombre del Obispo
cristiano en el que está inspirado el personaje. Se estima que nació cerca del
año 280 en Patara, (ciudad de la actual Turquía), en el seno de
una familia adinerada y ya desde niño se destacó por su carácter piadoso y
generoso. Al morir sus padres por la peste, mientras trataban de ayudar a los
enfermos de la ciudad, repartió sus bienes entre los más necesitados siendo aún
un chiquillo, y partió hacia Myra en dónde vivía su tío (Obispo de esta ciudad).
Allí se ordenó sacerdote a los 19 años, y posteriormente fue elegido Obispo de
Myra al morir su tío.
Son muchos los milagros que se le atribuyen a
Nicolás de Bari, y tal fue la admiración por él que se convirtió
en Santo patrón de Grecia, Turquía, Rusia y
la Lorena.
También fueron numerosas las historias que se contaban de
él, su mítica fama de repartidor de obsequios nace de una historia que cuenta
que siendo niño se enteró que había un hombre muy humilde en su ciudad padre de
tres hijas y que no podía casarlas por no tener la dote necesaria. Al no
disponer del dinero preciso, el hombre temía que pudieran morir de hambre. Al
enterarse de esto Nicolás no dudó en entregar la dote de cada una de ellas y
según cuenta la historia, entró en la casa de este hombre y depositó el dinero
en los calcetines de las muchachas que se estaban secando al calor del fuego de
la chimenea.
En los países europeos este personaje recibe el nombre de
“Papá Navidad”, traducido a su lengua (Father Christmas, Père Noël, Babbo Natale),
excepto en España, en que no se ha traducido la palabra francesa Noël, sino que
se ha castellanizado por Noel.
Para relacionar a Papá Noel con la Navidad nos tenemos que
remontar a la antigüedad. En Roma a mediados de Diciembre se realizaban las fiestas
en honor a Saturno, Cronos para los griegos, en donde los niños recibían
regalos al terminar los festejos. Posteriormente existían tradiciones similares
por las mismas fechas. Los niños italianos recibían regalos del hada Befana. En
Cataluña y algunas zonas de Aragón el Tió (Tió de Nadal o Cagatió) cargado de
galletas, fruta, restos de comida… era golpeado, para hacer cagar dichos
manjares, por los niños después de la tradicional comida de Navidad. En los
pueblos vascos y navarros el carbonero Olentzero y los duendes de barba blanca
y botas altas eran los encargados de traer los regalos. En Galicia el Apalpador
que según cuenta la leyenda, el día de Navidad tocaba las barrigas de los niños
dejando castañas a los más delgados (para que engordaran) y carbón a los
mejores alimentados (para que se calentaran).
Y así, conocidos los prodigios de San Nicolás y con el
tiempo, éste fue remplazando a algunos de estos personajes paganos. La fama de
San Nicolás trascendió de tal manera que llegó a convertirse en todo un icono
para los más pequeños y los más desfavorecidos.
Su festividad pasó de la primavera al 6 de Diciembre. El
paso de San Nicolás a Santa Claus y Papá Noel sucedió alrededor del año 1624 al
fundar los inmigrantes holandeses la ciudad de Nueva Ámsterdam (más tarde Nueva
York), ciudad a la que hicieron llegar sus costumbres y sus mitos, entre ellos
la celebración de la fiesta de San Nicolás el 5 de Diciembre (Sinterklaas).
Washington Irving fue el que transformó o deformó a San Nicolás en Santa Claus (Historia
de Nueva York). En el siglo XIX, Santa Claus pasó a Inglaterra y de ahí a
Francia (aquí se fundió con la leyenda de Bonhomme Noël). Fueron poetas,
escritores, dibujantes, y campañas publicitarias los que formaron la figura que
tenemos actualmente de Papá Noel.
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