La saliva, curioso remedio tradicional contra el mal de ojo
En la zona mediterránea se daba por sentado que todo elogio oculta un fondo de envidia, y en Córcega y Cerdeña no se podía ensalzar la belleza del recién nacido sin escupir acto seguido sobre él. De no hacerlo así, se creía que el niño quedaba inmediatamente aojado. En Nápoles, las nodrizas eran más previsoras y escupían sobre todas las personas que entraban de visita en la habitación donde estuviera el niño antes de que tuviera tiempo de decir una palabra. Y en Sicilia, bastaba que una mujer de dudosa reputación tocara o abrazara a un chiquillo para que la madre escupiera inmediatamente sobre él, evitando de esta forma el daño del posible aojamiento.
En algunas zonas rurales de Irlanda todavía es frecuente que la comadrona escupa sobre el recién nacido en el momento de su llagada al mundo, protegiéndole así de todo mal. Lo mismo hacían las visitas que acudían a felicitar a los padres, escupían sobre el bebé como gesto de respeto y protección.
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