El trabajo mágico con velas debe realizarse en un mismo lugar
Un altar o mesa de trabajo excesivamente sobrecargado no es sinónimo de obtención de resultados
El trabajo mágico con las velas debe realizarse, en lo posible, en un mismo lugar, salvo contados casos u ocasiones especiales. El
mago, el operador, debe disponer de
un reducto o una habitación mágica
en la que poder trabajar cómodamente sin ser molestado, congregando
allí todas sus energías, ideas y pensamientos.
Dicho lugar o habitación
mágica debe contar con tres condiciones para poder practicar una correcta
magia de velas: una mesa o altar,
sobre la que se encenderán las velas y se realizarán la mayoría de rituales, un espacio diáfano en el suelo, libre
de todo obstáculo, de manera que el oficiante pueda trazar círculos mágicos y
hacer rituales más grandes con velas; y finalmente, una ventana exterior capaz de ventilar y purificar periódicamente
la habitación.
El altar, como
mesa de trabajo, no precisa un lugar primorosamente
decorado ni recargado en formas u ornamentaciones, con una simple mesa lo
suficientemente grande como para depositar velas, unos cuantos papeles,
quemadores de incienso… será suficiente. Lo
ideal es que la mesa sea de madera pura o al menos, contenga madera,
evitando en lo posible mesas de cristal, plástico o metal.
El espacio del suelo
destinado a las prácticas, no debe estar
recubierto ni por moquetas, ni por alfombras, debiendo ser, si es posible,
de unas medidas aproximadas de 1,5 metros por lado en un cuadrado.
Un altar o mesa de
trabajo excesivamente sobrecargado de ornamentación mágica, no es
necesariamente sinónimo de obtención de resultados. A veces la magia puede
ser algo tan simple como encender unas
velas y recitar, con fe y convencimiento, unas oraciones seleccionadas.
No por muy pulidas
las velas son mejores, muchas veces las más toscas y artesanales arden de forma excepcional. Estas últimas son
las más recomendadas en magia.
“En la llama de una candela están activas todas las fuerzas de la Naturaleza” (Novalis).
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